Después de llevar años explicando que lo primero que buscamos para hacer un nuevo proyecto son viñas únicas, excepcionales… he llegado a la conclusión de que al final, Xabier va a tener razón cuando me corrige y dice que no, que lo primero que necesitamos es la calidad de la persona, porque, si quieres construir algo a largo plazo, necesitas fomentar un vínculo de confianza que te permita sortear los desafíos que se van a presentar.
La viña no es más (ni menos) que la expresión de la gente que las cultiva, su interacción con el suelo, el clima, los usos… y el regalo que podemos hacer al consumidor final, se encuentre donde se encuentre, es ser lo más fiel posible al origen, buscar esa simplicidad que hace grande el vino y borra las barreras culturales.
Vivimos en España, el país con mayor superficie de viñedo del mundo, con una riqueza de variedades (y clones) extraordinaria. Nuestro objetivo es dar valor a esta riqueza genética a fin de evitar su desaparición al ser sustituidos por clones más productivos.
En la mayoría de las bodegas en las que trabajamos gestionamos toda la exportación, desarrollamos el proyecto desde el principio, desde la viña, la elaboración, la imagen y la comercialización, buscando la sostenibilidad social y económica del proyecto. Puntualmente, cuando la bodega es la correcta, pero ya tienen su propia red de comercialización, desarrollamos nuestro propio concepto.
Y finalmente, en 2019, nos hemos atrevido a lanzar un sueño que comenzamos en 2016 con una selección de algunas de las mejores viñas que hemos encontrado, Majuelos Colección, vinos en los que expresamos de forma nítida las características únicas de una parcela concreta que nos ha enamorado.